Fotografiar es un acto entre la cámara y tú mismo, que pasa de ser un mero instrumento para convertirse en una prolongación de nosotros mismos. Una vez nos decidimos a intentarlo, se produce una especie de simbiosis entre fotógrafo y cámara, no carente de emociones, que es lo que nos ayuda a traspasar esa barrera que nos impide avanzar para descubrir un nuevo mundo de creatividad, luces y formas que nos ayudan a descubrir nuevos horizontes.