Casa de Campo con una cámara compacta

¿Por dónde empezar? Supongo que cuatro palabras sobre quién soy es una manera tan buena como cualquier otra. Mi nombre es Iván B. Pallí y llevo haciendo fotos (analógicas, con película, o como se diga ahora) desde 2003, cuando hice un curso de introducción a la fotografía en blanco y negro en el centro cívico de mi ciudad. Allí aprendí lo básico sobre cómo hacer fotos con una cámara réflex y cómo revelar el carrete y positivar los negativos, cosa que he hecho más o menos sin parar desde entonces.

Hoy quiero hablar de una cámara compacta que he estado utilizando desde 2022 para mi serie de fotografías tomadas en Casa de Campo, en Madrid. La motivación es doble: la primera, hablar de una cámara diferente de las que todo el mundo habla (ya sabéis, las Contax y Yashica T-no-sé-qué, las Olympus mju y XA, etc) y de la que no hay prácticamente información en el internet y la segunda, proponer que una cámara compacta es una herramienta igual de válida y, sobre todo, capaz, que cualquier otro aparato fotográfico para hacer, llamémoslo así, trabajo serio.

La cámara: Sigma 28 AF Zoom 

Siendo una de esas cámaras que no se ven a menudo, por no decir nunca y de las que nadie habla, es precisamente lo que me interesó cuando supe de su existencia. Todos conocemos la marca Sigma, famosa por sus lentes y sus innovadoras (y ligeramente extrañas) cámaras digitales, pero en su momento produjo un buen número de cámaras de película, sobretodo réflex, pero también algunas compactas. La 28 AF Zoom es una de ellas y forma parte de un trío de cámaras que, como sus descendientes digitales de unas décadas más tarde, ofrecen tres cuerpos idénticos con tres focales distintas. La serie AF Zoom fue anunciada en febrero de 1990 y se compone de la 28 AF (zoom de 28-50mm), la 35 AF (35-70mm) y la 50 AF (50-100mm). Las tres ofrecen las mismas características y son bastante simples en cuanto a las funciones que ofrecen, con los típicos modos de flash, un temporizador y un botón para el enfoque a infinito. Algo que cabe destacar sobre las cámaras compactas Sigma es la presencia de una zapata para flash, lo que las hace únicas entre este tipo de cámaras.

El proyecto 

En el año 2010, descubrí las ventajas de fotografiar regularmente un lugar fácilmente accesible por un periodo largo de tiempo y, cuando llegué a Madrid en 2019, Casa de Campo se convirtió en dicho lugar para mí. Poder revisitar un lugar que conocemos bien nos permite fotografiarlo en diferentes condiciones de luz, momento del día o condiciones meteorológicas, pudiendo sacar lo mejor de cada escena.

También desde 2010 positivo casi todas mis fotos usando el proceso lith, un método de positivado fascinante del que espero poder escribir un artículo muy pronto. Aparte del aspecto visual del positivado lith, que me encanta y que en ocasiones puede parecer un grabado o un dibujo, la técnica te permite interpretar un negativo en un número casi ilimitado de maneras cambiando alguno de los varios factores que afectan el resultado final, sea dilución del revelador, tiempo de exposición o tipo de papel, entre otros. Si el revelado en blanco y negro parece magia, el positivado lith es magia con esteroides. Pensad Danny de Vito y Arnold Swarzeneger en aquella peli donde eran gemelos. Pues el revelado lith no es Danny de Vito (las nuevas generaciones no van a pillar esto).

¿En serio una compacta?

Supongo que una cámara compacta no sería la primera opción para un proyecto de fotografía de paisaje para casi nadie pero en mi opinión este tipo de cámaras ofrece una serie de ventajas nada desdeñables. Autoexposición, autofoco y avance automático de la película hacen de la experiencia de salir a hacer fotos algo mucho más relajante para mí y me ayuda a concentrarme en encontrar composiciones. Es fácil estando ahí fuera olvidarse de cerrar un diafragma o cambiar el ISO del fotómetro, perder un cable disparador o la tapa de la lente, ¿a quién no le ha pasado? En mi caso, no necesito tener control sobre la profundidad de campo y es fácil manipular el código DX para tirar a un ISO diferente del nativo de la película. Revelar los negativos en casa me permite compensar el tiempo de revelado para un forzado o un pull. Una compacta con un rango decente de velocidades (el de la Sigma es de 1 segundo a 1/500) te cubre casi cualquier situación de luz, especialmente usando una película de sensibilidad media como ISO 200 o 400.

Desde que empecé el proyecto en Casa de Campo en 2019, he utilizado varias cámaras, compactas y sin compactar, y varios formatos de película. Pero con los años, las compactas y, sobre todo la Sigma, se han convertido en mis herramientas por defecto. Para mí, otro proyecto a largo plazo de fotografías tomadas en el pueblo donde creció mi esposa en el norte de Italia y que he empezado a publicar en el zine “frazione San Germano”, también utilizo varias cámaras compactas. En este caso, su ligereza es de agradecer mientras exploro los empinados caminos de montaña de la zona.

Por último, hay que hablar de la calidad de imagen. La lente de la Sigma 28AF da unos resultados que no tienen nada que envidiar a ninguna otra cámara más, digamos, profesional, en términos de nitidez, lo que no es sorprendente, ya que la marca se propuso ofrecer una cámara compacta capaz de ofrecer resultados similares a los de una réflex. A pesar de todo debo decir que, en mi opinión, la inmensa mayoría de las cámaras son más que decentes a la hora de hacer lo que fueron diseñadas para hacer, fotos, y la diferencia entre unas y otras no es tanta como el internet nos quiere hacer creer.

Para acabar

La Sigma 28 AF Zoom se ha convertido en una de mis cámaras preferidas, en parte porque su zoom de 28-50mm cubre mis distancias focales preferidas y es perfecto para el tipo de fotos que hago, pero también por su simpleza de funcionamiento. Es cómoda de sujetar, lo bastante pesada para sujetarla con firmeza pero más ligera y compacta que una réflex.

Los años no han pasado en balde para mi cámara y el obturador hace un ruido sibilante bastante extraño que, por suerte, se ha ido atenuando con el uso, y el botón del obturador se engancha en ocasiones al apretarlo para enfocar, resultando en algún fotograma tirado sin querer, pero a parte de eso, funciona muy bien. No sé si por diseño, o por edad, al rebobinar la película deja un trocito del carrete fuera, lo que también es de agradecer.

Esta cámara y sus hermanas se ven poquísimo y creo que el motivo es el llamado “acabado Zen” de Sigma, un material de textura mate que según la publicidad de la marca era antiresbalón y anti marcas y debía mantenerse como nuevo durante años. En realidad, con los años se vuelve pegajoso (un poco como plastilina dejada al aire un par de días) atrayendo polvo y marcas de todo tipo, con lo que si alguien encuentra una en el altillo, lo más problable es que la tire a la basura solo con verla. En mi caso he tenido suerte y mi cámara solo se siente ligeramente pegajosa, lo que en realidad facilita que no se resbale, así que quizá Sigma no se equivocó del todo al publicitarla como “antiresbalón”.

En definitiva, aunque no todas las cámaras sirven para todo, en mi opinión muchos tipos diferentes de cámara sirven para muchos tipos diferentes de fotografía. Las compactas permiten olvidarte de los aspectos más técnicos de tomar una foto, algo que últimamente aprecio mucho y, en mi opinión ofrecen resultados a la par que muchas otras cámaras. Si encontráis alguna de estas Sigma o (alguna otra) para la que no tengáis que usar guantes para cogerla, pilladla, valen mucho la pena, creo yo.

Cámara: Sigma 28 AF Zoom.

Películas: Varias, Rollei Retro 80S, Film Washi, Nocolorstudio n10, Argenti Reporter 400.

Iván B. Pallí

Hago fotos de árboles con cámaras viejas.

https://www.instagram.com/ivanbpalli/
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